domingo, 28 de octubre de 2007

poema del libro LA ESENCIA HALLADA

PARÍS “LA NUIT”


París, La Nuit.

Emergida la piedra redobla sus campanas,

las luces dislocadas sobre las vías fluyen,

aceras luminosas de árboles celestes

-eternos bulevares donde desfilan solos-,

y un álgebra de aristas buscando la distancia.



París, La Nuit.

Amores ya perdidos entre las hojas muertas

de parques que dormitan como los mares lentos

circundan las miradas junto a la piedra oscura,

cuando la fuente llora infinitos deseos

sobre la quieta calma de la noche desnuda.



París, La Nuit.

En tu vientre ya rugen las voces de los muertos,

de los vivos que mueren, de los muertos ya muertos,

y de aquellos que reptan la vida en los pasillos

-inmensos laberintos de paredes inertes

donde el músico eleva un canto que no vuelve-.



París, La Nuit.

Cañerías humanas transitan por tu vientre,

veloces en su huida, donde el rastro concluye;

hay ratas al acecho y una mugre de años

junto al silencio absorto de los miles de rostros

y cuerpos atrapados entre los largos túneles.



París, La Nuit.

Los siglos ya pasados esculpen tu figura.

Inmensa la mirada, esplende la silueta

del cuerpo pluriforme de tus ansiados sueños.

La quimera perpleja de Notre Dame observa

qué pequeña es tu alma junto a la augusta piedra.


Registro de la Propiedad Intelectual de Andalucía MA-1010/05

jueves, 12 de julio de 2007

HORIZONTE MARINO




A lo lejos no pueden descubrirte los ojos,

contorno misterioso que la verdad ocultas,

tan bello inalcanzable -por eso mismo bello-

recibes los anhelos que el corazón indulta.



Sujetando del beso marino su secreto,

el impulso lascivo que la caricia busca

en la armoniosa tierra, como una boca inmensa,

donde el amor en olas se levanta y derrumba.



Es tu perenne imagen el hábitat perdido

de guerras y naufragios borrados por la lluvia

donde la Historia engulle: victorias y derrotas

que en tu memoria encierras como afanosa tumba.



En ti culmina el beso, la cópula celeste

uniendo agua y aire; y es plena tu hermosura,

lugar que nunca existes y eterno permaneces,

cuando derramas luces vertidas por la luna.



Allá por tus confines se pierden los deseos

y hay pájaros que vuelan donde el silencio escucha.

La infranqueable calma que en tu regazo habita,

intemporal y libre, en soledad perdura.



(Del libro “LA ESENCIA HALLADA”. Registro
de la Propiedad Intelectual de Andalucía nº MA-1010/05)

ERAN LOS DÍAS LEVES

(A Juan Manuel)



Eran los días leves del otoño

cuando las tardes forjaban su presencia

entre el olor a humo de tabaco

y un sinfín de sueños expectantes

empujados entre libros silenciosos.



Tu mirada se encontraba con la mía

como besos medio ocultos

desnudándose en el iris por segundos,

y la voz de las palabras aún no dichas

irrumpía, sin remedio, como irrumpe

en la noche la mañana deseada.



Las paredes recordaron los encuentros

en rincones confortables de los patios.

En las aulas se quedaron atrapadas

nuestras sombras para siempre y las cartas

donde el labio se hizo letra.



Aún te siento en las noches, tras tu cuerpo,

como aquella adolescente soñadora,

y, aunque el aire del tiempo nos empuje

y nos tiemblen las manos como niños

si el espejo insidioso nos delata,

algo nuestro fundido permanece

indeleble en los días que se fueron,

y presiento -distinta tu mirada,

tus palabras y tus gestos-

en tus manos y en tu boca,

en tu olor y en tu silencio,

algo intacto que perdura en tu presencia

donde siempre que busco yo te encuentro.



(Del libro “LA ESENCIA HALLADA”. Registro
de la Propiedad Intelectual de Andalucía nº MA-1010/05)

Homenaje a Octavio Paz

“Se disipa el instante. Sin moverme,
yo me quedo y me voy: soy una pausa.”

Octavio Paz



Estoy aquí pero no estoy,
ni en este trance me quedo,
y, si me espero, no puedo
detenerme en lo que soy;
que aunque me quede me voy
sin despedirme. Reflejos
en este sala de espejos
del aire, luz atrayente
confundiéndome la mente,
que de cerca pasa a lejos.


(Poema publicado en el libro colectivo “Homenaje a Octavio Paz”
de la Academia Iberoamericana de Poesía. Capítulo de Málaga. Año 2005.
I.S.B.N. 84-609-7767-6)

CUERDAS

Cuerdas.
Existen cuerdas en los tejados,
y en los ojos profundos existen libélulas nocturnas.
Existen hilos, cuerdas transparentes
que surcan las brumas del día urbano
y los inmensos mares verdes
de los campos.
¡Tantos años!
No hay libros para tantos años.

Mientras galopan las auroras sin destino cierto,
y alborotan los relojes de cuarzo
la tela gris de los sueños,
corren las horas frívolamente por las venas:
las cavernas oscuras de los tiempos.

Mientras las camas, incansables, recogen
sudores nuevos, lágrimas nuevas, nuevos muertos,
entonces, mientras tanto,
se cruzan temblorosas las infinitas cuerdas,
nocturnas, ancestrales, frágiles cuerdas de los miedos.
Se inflaman las manos que no tocan nada,
los ojos que no ven;
se retuercen los temblores y el vacío,
y el horizonte ambiguo sólo describe
un eco perpetuo de silencios.

Cuerdas. Ardores de deseos y oraciones,
úlceras de esperanzas y de credos.
Miedos. ¡Tantos miedos!
No hay libros para tantos miedos.




(De “Interludio.Poesía escogida”, Editorial Vértice.
Málaga, 2011. Depósito Legal: MA 722-2011)

EL SEMÁFORO CERRADO

La mujer del semáforo cerrado,
la oscura mujer oscura, la mujer
de los periódicos por siempre suyos
vendiendo sus días, su juventud.
Sus lágrimas corren por el asfalto,
donde no hay cama, ni mesa, ni hijos;
derrama sus ojos en el silencio
del estrépito loco de motores.
La oscura mujer oscura, la mujer
del semáforo cerrado, espera
que se ponga la luz verde para ella,
siempre apagada, siempre oscura,
como ella, siempre y desde siempre.
No hay quien le mire ni quien le hable,
tan sólo motores encadenados
que le dejan el aire corrompido
de un pozo profundo sin salida.
No hay palabras ni encuentros, sólo
las horas que esperan en el asfalto,
siempre suyas, bajo el sol y la lluvia.
Siempre suyos los periódicos, siempre.
No hay saludos ni sonrisas, sólo
la estela ciega y sorda de motores,
y un oscuro semáforo cerrado.



(De “Parajes del Silencio”, publicado en la Colección de poesía
Wallada, nº 3, del grupo literario ALAS. Málaga, 2002. Depósito
Legal: MA 98-2002)